lunes, 20 de octubre de 2014

¡Vamos a llevarnos bien! Actitudes saludables para quienes comparten camino

¡Vamos a llevarnos bien! Me gusta esta exclamación como intención de partida para los que deciden caminar juntos. Al oírla me imagino a dos personas en una misma senda, acompasando sus pasos y llevándose, impulsándose,  mutuamente hacia adelante. Hasta me puedo imaginar a toda la humanidad llevándose bien y el planeta respirando tranquilo. :0) Contemplo la vida como una trama de relaciones en la que queda enmarcado todo lo que hacemos, así que entiendo que  llevarse bien es algo importante, teniendo en cuenta que el mundo dista mucho de ser un paraíso bien avenido.  

Por eso hoy he decicido compartir contigo una colección de relatos, links, sugerencias y frases, alrededor de cinco actitudes que, desde mi punto de vista, promueven la cordialidad en las relaciones humanas. Subrayo que la palabra cordialidad, etimológicamente viene del latín cor, cordis, y significa corazón.

1.- Conócete a ti mismo y hazte cargo de tu parte a la vez que te interesas por los demás y desarrollas la empatía:
“Un acróbata nómada y su aprendiz, un joven muchacho, viajaban de pueblo en pueblo exhibiendo un número circense que consistía en que el hombre colocaba una larga pértiga sobre sus hombros y el niño trepaba al extremo opuesto de la misma. Un día el hombre le dijo al muchachito:
-Para que no tengamos ningún accidente, cuando hagamos la demostración, tú debes de estar muy atento a mí y yo muy atento a ti.
Pero el muchacho protestó porque aquello no le parecía una medida adecuada de protección mutua:
-No, maestro, eso no funcionaría. Cuando hagamos el número, yo debo estar muy atento a mí y tú muy atento a ti. Así, nos ayudaremos más.
El acróbata, sorprendido por la lucidez del aprendiz le respondió:
-Tienes razón, si uno logra hacer correctamente lo que le corresponde, de esa acción impecable siempre se beneficiarán los demás y también él mismo.” (Cuento de la tradición  oral hindú. Anónimo) 

Para ampliar este punto te sugiero revisar los artículos “EmocionArtecon ejercicios para aprender a gestionar tus emociones y Todos, alguien, nadie y cualquierasobre el valor de la propia iniciativa en un contexto de colaboración.


Algunas frases para tu reflexión:
Conocerte es reconocer que a los dos lados de tu piel siempre queda algo por descubrir.
Si quieres conocerte prepárate para sorprenderte. Si quieres comprenderte empieza por amarte.
Te relacionas para comprender la vida que eres. Comprendiendo al otro aumentas la comprensión de ti mismo.
Si muchas veces te sorprendes a ti mismo no caigas en el error de creer saber todo del otro. Ambos sois un bello enigma.
Cuidado con los prejuicios. Cada persona es un misterio en continua transformación y no hay rótulo capaz de definirla.
Para desarrollar empatía hay que dejar de criticar. Ponerte en el lugar del otro para comprender sin juzgar.
Hoy puede ser un buen día para calzar el ánimo en otra mentalidad y experimentar como se siente la vida en ese caminar.

2.- Practica el respeto y la amplitud de miras. Aprecia la diversidad.
 “Un hombre del pueblo de Negua, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso -reveló- Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.” (“Un mar de fueguitos” Eduardo Galeano)

Para profundizar en este tema te puede ser útil escuchar el audio Ampliartus mapas mentalesque contiene preguntas y ejercicios para expandir tus puntos de vista.

Algunas frases para tu reflexión:
Cuando dices correcto o incorrecto no estás hablando de cómo son las cosas sino de cuales son tus valores y creencias. Tenlo en cuenta.
Poder argumentar tus puntos de vista significa que tienes tus razones, no la razón. Si te pones en el lugar del otro no pierdes la razón sino que ganas un punto de vista.
Considera la variada gama de matices que configura la realidad. Si tú solo admites blanco o negro cuestiona tu limitada percepción.
La sinfonía de la vida requiere variados instrumentos y compases. Con paciencia, compasión y tolerancia, lo comprendes y disfrutas del concierto.
Una relación puede llegar a ser agradable si compartirnos afinidades pero puede ser apasionante si logramos amar las diferencias.

3.- Comparte, confía, alienta y apoya partiendo del aprecio por lo que es, aquí y ahora.
 Relacionarse implica compartir y colaborar. Cuando en la noche ofreces la llama de tu candela para encender una vela, la claridad aumenta para todos.
Empieza por compartir lo que ya eres, lo que sabes, lo que sientes y lo que tienes. Cuando te encuentres vacío o creas que ya nada te queda, recuerda preguntarte: ¿qué es lo que yo puedo dar? Y organízate para entregar aquello que aparezca como respuesta. Confía en que haciéndolo pasarás de sentirte victima a saberte protagonista movido por la fuerza de tu espíritu, leal militante de la vida. Con esta actitud también estarás cultivando esa disposición de ánimo desde la que se puede contemplar los intereses de otros como tus propios intereses, y sentir el sosiego y la paz interior que proviene de la mutua colaboración. Estés dónde estés y hagas lo que hagas, durante tu jornada, honra tu existencia y agradece el camino que te lleva, el sueño que te eleva y el alma que te anima. Contempla con consideración lo que a tu alrededor, por pequeño que sea, también sueña; y juega a transmitir confianza, compromiso y esperanza. Que en tu compañía, todos se sientan grandes al recordarles la grandeza de la vida que canta en su corazón.” (“Lo que el corazón quiere contemplar”)

Para completar esta idea te animo a leer el artículo “Entrelazadosen la trama de la vida” en el que encontrarás un secillo ejercicio de autoayuda para reconocer y apreciar tus redes de apoyo..


Algunas frases para tu reflexión:
Confía en lo que puedes llegar a ser pero primero acepta y aprecia lo que ya estás siendo. Lo mismo en relación a los demás. Sentirás paz
Con el tiempo he descubierto que se puede mirar con el corazón y entonces se tiene una visión doble pero paradójicamente más exacta. Se ve con respeto, aceptación, compasión y ternura lo que cada uno está siendo aquí y ahora; pero se ve también con confianza, esperanza y entusiasmo lo que esa persona es capaz de ser.
Tener paciencia. Acepta que tanto tú como el otro llegaréis hasta dónde os permita vuestra ignorancia.
Madurar: dejar de esperar que los demás actúen según tus expectativas y dejar de actuar según las expectativas de los demás.
No impongas a los demás el disfraz de tu idealización. Mejor aprende a contemplar con serenidad su alma desnuda.
No señales a quien contigo va por el potencial que aún no ha sabido desplegar, sino porque, aún en la oscuridad, adivinas su alma jugando a manifestar su luz.

4.- Cultiva una buena comunicación:
El lenguaje es un puente que puede llevarte al territorio del conflicto o al terreno de la comprensión. Elige dónde quieres ir y luego escoge las palabras que te lleven allí. Es necesario dedicar tiempo, poner interés y estar dispuesto a estar presente, entregado al momento, para conversar cómodamente y sin distracciones. Hablar sobre temas sencillos o complejos, emociones, malentendidos, proyectos, experiencias y asuntos de interés común. Una buena comunicación también supone conversar para reconocer errores, pedir disculpas, elogiar sinceramente, agradecer, poner límites y llegar a buenos acuerdos

Encontrarás ejercicios y pautas concretas  sobre cómo mejorar la comunicación en los artículos “Sietepasos para entender, entenderte y que te entiendan mejor y “Hablarte antes de hablarle

Algunas frases para tu reflexión:
Omite las palabras “te lo dije” de tu vocabulario. Nada te ayuda menos ni es más estresante.
 Si lo que se quiere es acompañar de corazón sobran las frases que incluyan términos como “debiste” o “pudiste” hacer.
Nadie triunfa solo. Recuerda que otros han tenido que hacer bien su labor para que puedas disfrutar de tus logros. Muestra agradecimiento. Nombra con estimación y agradece lo que está colaborando a que puedas avanzar por tu camino. Deja caer como fresco rocío, el reconocimiento.
Si aprecias lo que alguien te ofrece le animas a seguir dándote más. El reconocimiento y la gratitud motivan a dar lo mejor de uno mismo. Valora lo que te ofrecen y lo que aportas aunque te parezca poco. Puede ser el comienzo de algo más grande que solo llegará si aprecias esta primera ofrenda.
Una cálida mirada de reconocimiento reconforta a un corazón dañado por la fría indiferencia. Mira a tu alrededor con consideración.

5.-  Comprométete a cuidar la relación y cumple lo que prometes:
Se cuenta que existió un agricultor que cultivaba maíz y que año tras año ganaba el concurso de su región al mejor producto. Ese premio levantó gran curiosidad y fueron muchos los que quisieron saber el secreto detrás de esas excelentes cosechas.
Un día, en una entrevista con un famoso periodista, el agricultor confesó que su éxito se debía a que compartía con los vecinos sus mejores semillas y también sus continuos aprendizajes sobre el cultivo del maíz.
Pero esa respuesta dejó lleno de perplejidad al periodista quién preguntó:
- ¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz y sus conocimientos con sus vecinos, si ellos también compiten en el mismo concurso año tras año?
- Verá usted, dijo el agricultor: El viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrado a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, necesito ayudar a que mi vecino también lo haga. Por eso, comparto mis mejores semillas, intento atender mi sembrado lo mejor que sé y trato de aprender cada día, de mis experiencias y de las de otros agricultores, nuevas y mejores formas de cultivar y cosechar.” (James Bender)


Para descubrir otras formas de cuidar tus vínculos revisa el artículo “Seisregalos que llegan al corazón

Algunas frases para tu reflexión:
Gentileza: Aceptación, respeto, compasión, acompañamiento y ternura hacia todo lo implicado en la experiencia que estás viviendo. Incluido tú mismo.
Que bien sienta tras la derrota una mano amiga, tras el error una palabra de aliento, tras la torpeza una mirada de aprecio. Y siempre, un abrazo.
Trata con amabilidad a quien contigo va. Aunque en tu cielo hoy luzca el sol, quizás está lloviendo en su corazón.
La vida es una trama de colaboración. No hay tarea pequeña. Lo compruebas cuando algo falta o falla.  Valora toda aportación incluída la tuya.
Pertenecemos a la vida que nos hermana igual que el diamante a sus facetas aunque cada una de ellas refleje la luz a su manera.
Todo cuenta. Encontrando su valor en la combinación con todo lo demás. ser y siendo permitir y colaborar a que todo lo demás también lo sea.
A veces se desmorona un vínculo afectivo por no haber reparado a tiempo una pequeña grieta. La convivencia requiere atención y cuidados.
Para mejorar la ecuación de una relación quita culpas y pon responsabilidades, quita quejas y pon soluciones. Todos ganan.

Para finalizar quiero recordar un estribillo que se va repitiendo en mi libro y que, para mi, significa la representación más feliz de los seres humanos llevándonos bien. Con tanta cordialidad que logramos vibrar con un mismo latido: “Por pequeño que sea todo sueña; y siguiendo el sueño que canta en su corazón todo encuentra su sitio, su valor y su función en un sueño aún mayor, donde vibrando en sintonía, todo despierta latiendo con un solo corazón.”

Gracias por tu atención. Me encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.


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Cómo desarrollar más paciencia: Clave para mejorar las relaciones, comprender mejor la vida y disfrutarla más

Nadie triunfa solo: Una conmovedora historia de colaboración y amor fraternal.

Sobre dar y recibir: Una delicada correspondencia en el núcleo de las relaciones personales.


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"En el fondo de tu corazón están esperando los sueños no cumplidos y todo el amor que aún no ha podido ser. Date permiso para vivirlos.(“Lo que el corazón quiere contemplar”) 

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lunes, 13 de octubre de 2014

Paciencia: Clave para comprender mejor la vida y disfrutarla más

Hace unos días, mientras empezada a impacientarme haciendo cola en el supermercado, pensé en lo que pudo sentir la primera persona que cultivó bambú japonés. Según se sabe ahora, durante los primeros siete años después de la siembra, esta especie botánica no da señales de vida pero desarrolla un complejo sistema de raíces que le permiten sostener su rápido crecimiento posterior. Quien lo cultivó por primera vez no tenía estos datos así que se puede decir que a la vez estuvo cultivando su propia paciencia. De no ser así hubiera desistido pensando que aquella semilla no estaba en buen estado. ¿Te imaginas su  sorpresa al ver que después de tanto tiempo sin fructificar, en seis semanas, creció más de treinta metros? Así es el ciclo de crecimiento del bambú japonés y la paciencia del agricultor le permitió descubrirlo. Por cosas como esta considero que desarrollar la paciencia es un elemento clave para comprender mejor la vida y disfrutarla más.

Cuando se practica la paciencia crece la humildad. El poder ver con más perspectiva el desarrollo de los acontecimientos te permite comprender que no tienes toda la información, que tus puntos de vista son limitados y que la vida es una trama de colaboración y no funciona únicamente en relación a tus expectativas.

Al aprender a tener paciencia aceptas más fácilmente la incertidumbre: Ves con claridad que no puedes tener todo bajo control y que hay momentos en los que sólo cabe esperar, paciente, confiada y humildemente porque no está en tus manos hacer nada más. La paciencia supone tiempo para escucharte, sentir y dejar que los procesos emocionales se vayan completando. Como en el caso del bambú japonés, comprendes que el crecimiento interno requiere su tiempo.

Al ser más paciente resulta más fácil ser compasivo y tolerante: Contigo mismo y con los demás.  Comprendes que los ritmos de cada uno son diferentes de la misma manera que cada aportación es única. La sinfonía de la vida requiere distintos instrumentos, tiempos y compases. Todo cuenta y con todo hay que contar.

Tener paciencia también implica ir aprendiendo a relativizar, a ver la verdadera dimensión e importancia de cada situación. Al dejar pasar un poco de tiempo te das cuenta que lo que parecía insuperable lo estás pudiendo trascender. Con más perspectiva hasta puedes descubrir situaciones que, en su momento, te parecieron negativas pero luego las ves como giros significativamente positivos en tu experiencia vital. Se necesita paciencia para comprender los ciclos y los giros de la vida.

La paciencia no es una actitud pasiva, triste o resignada sino todo lo contrario pues te remite al presente y a la posibilidad de descubrir, aquí y ahora, mientras llega lo que esperas, qué regalos guarda cada instante. Invita a desarrollar la reflexión y la perseverancia al experimentar que no siempre hay soluciones ni triunfos rápidos, pero no por eso deja de haber caminos hacia los logros .

A la paciencia hay que ponerle un límite cuando ser paciente está significando no querer ver lo que realmente está sucediendo, no querer aceptar que la otra persona no quiere adaptarse a tus expectativas, que la situación ya no puede ser como esperabas o que esperar está suponiendo un perjuicio real para ti o esté en juego tu integridad.

No hay que tener más paciencia cuando ser paciente esté suponiendo postergar una acción necesaria, querer huir de tu responsabilidad o de los compromisos adquiridos.

Algunas sugerencias para desarrollar la paciencia:

1.- Procura pasar tiempo en contacto con la naturaleza observando sus ciclos y su funcionamiento. Los pájaros haciendo y rehaciendo sus nidos, los árboles creciendo lentamente, las flores volviendo a surgir tras los deshielos, etc…

2.- Cultiva el hábito de meditar concentrándote en tu respiración mientras dejas pasar, sin aferrarte ni dejarte llevar por los pensamiento, emociones o sensaciones.


3.- Dedica tiempo a conversar con algún anciano y a jugar con niños, procurando ponerte en su lugar y en su mentalidad. Eso te ayudará a comprender otros puntos de vista, otras maneras de afrontar la vida y sobre todo, otros ritmos y formas de experimentar el tiempo.

4.- Aprende a disfrutar poniendo a tu vida un ritmo más lento en algunas experiencias como al salir a dar un paseo, al comer un plato especial, al limpiar con detalle un objeto valioso, al acariciar, etc…

5.- Planea tu ocio incluyendo actividades que en su realización impliquen el diferir la gratificación inmediata y tener que seguir un proceso hasta alcanzar el logro, como cultivar un huerto, hacer puzles, etc…

6.- Al organizar tu agenda establece metas y comprométete con ellas aceptando de antemano que no podrás controlar totalmente el resultado. Por el camino a esos logros observa las sensaciones al realizar esfuerzos cuyos resultados solo llegarán en un futuro.

7.- Tómate la impaciencia como un área para el trabajo de superación personal. Empieza por descubrir cuales son, en tu caso, los factores desencadenantes. Puedes llevar un diario en el que describas los momentos en los que perdiste o estuviste a punto de perder la paciencia. Posteriormente, en esas situaciones, párate a menudo para tomar consciencia de cómo te sientes y pregúntate si puedes hacer algo para esperar con más serenidad.

8.- Si la impaciencia te toma por sorpresa y no la consideres adecuada, cierra los ojos y respira varias veces centrando tu atención en la zona del corazón. La idea es no reaccionar sino provocar una actitud de confiada espera obsrvando lo que surge en tu interior. Después de unos minutos abre los ojos y repite la siguiente afirmación: “Confío en la inteligencia de mi corazón, dónde encuentro conocimiento y efectiva disposición para, aquí y ahora, vibrar en sintonía con todo lo que es y construir creativos cauces de acción desde la paz y la libertad de ser” (“Lo que el corazón quierecontemplar”)

9.- Acostúmbrate, cuando te enfrentes a un problema, a pararte un rato a pensar sobre qué es lo que está en tu mano cambiar y lo que no. Date unos momentos para estar con la sensación de tener que aceptar lo inevitable antes de concentrar tu atención en las acciones necesarias.

10.- Cuando te encuentras con una demora inesperada o ante una situación en la que lo único que cabe es esperar, ten paciencia y para que no se convierta en vagancia, mientras esperas, haz lo que puedas, con perseverancia. Mantente atento a las oportunidades mientras creas las posibilidades.

11.- Intenta simplificar tu vida pues el estrés excesivo suele ser causa de impaciencia. Examina tranquilamente tus rutinas y pregúntate: ¿De que puedo prescindir? ¿Qué actividades son innecesarias? ¿Qué podría tomarme con más calma?

En general, ten en cuenta que florecerá más paciencia cuanto más la siembres. Y mientras esperas recuerda lo que decía Cervantes: “Los males que no tienen fuerza para acabar la vida no la han de tener para acabar la paciencia.”

Gracias por tu atención. Me encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.




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