sábado, 22 de noviembre de 2014

La risa: una medicina gratis y un placer contagioso

Decía el filósofo William James: “No reímos porque somos felices, somos felices porque reímos.” Y después llegó la neurología explicando que cuando reímos nuestro cerebro segrega una hormona llamada endorfina, responsable de que nos sintamos muy bien. De manera que si estás intentando aumentar tu bienestar una buena pregunta puede ser: ¿Qué espacio dejas, en tu vida, para la risa?


Algunas personas limitan ese espacio pensando que “la risa es para cuando las cosas van bien”, “es de locos reírse sin ton ni son”, “tal como están las cosas no hay muchos motivos para sonreir”, “es de mala educación reir a carcajadas en público”, “el trabajo es algo serio, no es lugar  para risas”, etc … y luego se extrañan de sentirse tensos, estresados y … ¡de mal humor! En “Un minuto para el absurdo”, Anthony de Mello cuenta una anécdota a favor de la risa que me encanta recordar: “El maestro era cualquier cosa menos ampuloso. Siempre que hablaba provocaba enormes y alegres carcajadas, para consternación de quienes se tomaban demasiado en serio la espiritualidad y a si mismos. Al observarlo, un visitante comentó decepcionado: “¡Este hombre es un payaso!”. “Nada de eso” le replicó un discípulo: “Usted no ha comprendido nada. Un payaso hace que te rías de él. Un maestro hace que te rías de ti mismo.”

Desde mi punto de vista, el sentido del humor, -no la burla irrespetuosa o el sarcasmo hiriente-, es una fortaleza psicológica que ayuda a afrontar todo tipo de circunstancias y además, puede cultivarse. Hace un tiempo se hizo popular el lema: “Haz el amor y no la guerra”. Despues he visto modificada esta consigna diciendo: “Haz el humor y no la guerra”. Sin menospreciar la primera, hoy quiero compartir contigo algunas formas fáciles de poner en práctica la segunda. :0)

1.- Empieza por sonreir.
Sonríe porque estás vivo o por cualquier aspecto de tu vida por el que te sientas contento. Y además, sonríe sin motivo. Para experimentar. Inspira y al expirar, sonríe. Como si con tu sonrisa estuvieras preparándote para ser feliz.

2.- Busca motivos para reírte a carcajadas.
Ten siempre a mano y dedica tiempo a ver series de humor, comedias, monólogos o tiras cómicas. Queda con amigos con los que te rias mucho y compartan tu estilo de humor. Pregúntate: ¿qué puedo hacer hoy para reirme un poco más?

3.- Cuando más aburrido te encuentres ríete de ti mismo.
Recuerda momentos de frustración o situaciones en las que te hayas sentido molesto o avergonzado. Luego piensa que eso le ha sucedido a alguien que consideres muy serio, muy rígido o que no te cae bien. Exagera el asunto hasta llevarlo al absurdo como hacen los guionista en las películas cómicas. Encuéntrale su parte graciosa. Luego vuelve a recordar que eso te ha sucedido a ti. Posiblemente sentirás más empatía y ternura hacia ti mismo y hacia quien hayas escogido para protagonizar la escena. Humor empieza como humildad y acaba como amor.

4.- Date permiso para hacer “el tonto” y divertirte.
Atrévete a contar un chiste o trata de quitar hierro a una situación tensa con una respuesta  graciosa. Haz broma refiriéndote a alguna de tus manías o caricaturiza algo que sea propio de tu forma de ser. Diviérte haciendo “tonterías” con tus seres queridos, como lo hacías cuando eras niño, por el simple dese de reir y pasarlo bien. A veces, tener como “llave maestra”, una palabra dicha en un tono especialmente gracioso o un gesto cómico, puede ser una herramienta preciosa para disolver tensiones y abrir la puerta a la ternura.

5.- Cuando te sientas bloqueado ante un problema o falto de creatividad, encuentra algún comentario gracioso en relación a ese asunto. En ese momento habrás logrado distanciarte del conflicto lo suficiente para sentirte un poco mejor y verlo desde otra perspectiva. A veces, verlo con sentido del humor es la única forma de verle un sentido. En "Lo que el corazón quiere contemplar" propongo esta actitud:"Empieza buscando, en la circunstancia que afrontes, algún motivo de celebración y, por pequeño que sea, siente gratitud. Luego disponte a vivir esa situación con alegría de ser; afrontándola, en la medida que te sea posible, con ternura, sencillez y sentido del humor. Abraza esa experiencia con todo el amor que logres sentir y siéntete en paz por haber puesto en este momento tu mejor voluntad."

6.- Respeta los valores de los demás pero en lo concerniente a tus creencias pásalas por el filtro del sentido del humor. Si algo te parece demasiado “sagrado” para pasar esa prueba, quizás es que es un “tabú” y precisamente por eso conviene que lo puedas ver con más flexibilidad, inocencia y apertura de miras.

7.- Recuerda siempre que reir es un placer contagioso además de una medicina gratis. Como ejemplo este vídeo con el que espero sonrías y disfrutes.



Gracias por tu atención. Estaré encantada de leer tus comentarios. Sonrisas y hasta pronto. 


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"En el fondo de tu corazón están esperando los sueños no cumplidos y todo el amor que aún no ha podido ser. Date permiso para vivirlos.(“Lo que el corazón quiere contemplar”) 

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sábado, 15 de noviembre de 2014

Seis pasos para tomar decisiones serenamente

Nuestra vida está llena de posibilidades y continuamente estamos eligiendo. Pero cuando nos damos tiempo para pensarlo, con frecuencia, aparece el miedo a equivocarnos. Nos pedimos tomar decisiones acertadas pero esa pretensión es un callejón sin salida. Nadie puede asegurar que una decisión fue correcta o incorrecta pues no sabemos que nuevas opciones se hubieran planteado si la decisión hubiera sido otra.

Además cada decisión implicará consecuencias positivas y negativas. Para comprobarlo te invito a realizar una lista de las cinco mejores decisiones que creas haber tomado en tu vida. Y una segunda lista con las cinco peores elecciones. Después describe las cosas buenas que hayan resultado de las malas elecciones y las cosas malas que hayan aparecido con las buenas decisiones. La próxima vez que tengas que tomar una decisión importante recuerda este ejercicio y piensa que lo realmente esencial es tener en cuenta que, tras cualquier decisión, podrás seguir eligiendo cómo afrontar las consecuencias y eso abrirá nuevos caminos y oportunidades.

Hoy, junto a estos primeros planteamientos, también quiero compartir contigo un itinerario de seis pasos para decidir con serenidad. A mi me resulta muy útil y espero que a ti también te ayude:

Paso 1.- Describe, por escrito, la situación sobre la que tienes que decidir. Una vez volcado en el papel todo lo que sepas sobre el asunto, ordena esa información y resume lo escrito reduciéndolo a lo más esencial. Como si tuvieras que explicárselo a otra persona en un minuto. Aquí te indico algunas preguntas que te ayudarán en este primer paso: ¿Cuál es la situación? ¿Por qué y para qué necesito tomar esta decisión? ¿Qué ocurrirá si no la tomo? ¿Qué tiempo tengo para decidirme? ¿Qué información necesito? ¿Entre cuantas opciones puedo decidir?

Paso 2- Cuando vayas a tomar una decisión pregúntate desde qué emoción la estás tomando. Se prudente si te mueve el odio o un profundo dolor. Te sugiero que te repases el artículo “Cincopasos para una buena gestión emocional” si estás en una situación así. Elegir siempre incluye, al menos mientras estás decidiéndote, entrar en una zona de incertidumbre. Deja que aparezca esa incertidumbre, siéntela y acéptala como parte del proceso, pero mantenla en la intensidad adecuada para que no te bloquee. Te ayudará tener claro cuanto antes la verdadera importancia del asunto sobre el que vas a decidir. Puedes lograrlo respondiendo a estas preguntas: ¿Estoy ante una decisión de vida o muerte? ¿Qué importancia tiene? ¿Se producirán cambios importantes en mi vida en función de la decisión que tome? ¿Qué es lo que realmente está en juego? ¿Qué es lo que más temo que suceda?

Paso 3.- Trata de ampliar las opciones que han aparecido en un primer momento, buscando puntos de vista alternativos. Usa tu creatividad. Por ejemplo imagina qué decidiría un niño, un árbol, alguien que tú admiras, un anciano, etc… Y escucha a todos los aspectos de ti mismo. ¿Qué te dice tu intuición? ¿Qué parece lo más razonable? ¿Cuál es la decisión más fácil? ¿Cuál la que más te entusiasma? ¿Cuál es la decisión que sientes más tuya? ¿Hay alguna decisión que atendería todos estos aspectos o la mayoría de ellos?

Paso 4.- Cuando veas más clara una opción pregúntate qué te mueve a decidirte por ella. Qué valores o qué prioridades te llevan a esa decisión. Teniendo en cuenta tus sueños y el tipo de vida que estás queriendo construir, ¿de qué manera afectaría tu decisión a esa trayectoria? De esta forma tendrás la seguridad de que lo que elijas, más allá de las consecuencias imprevistas, o la dificultad del momento, te ayudará a sentirte en paz contigo mismo. ¿Esta decisión te acerca más a tu visión? ¿Saca lo mejor de ti y te permite seguir creciendo?

Paso 5.- Consúltalo con la almohada. Los científicos explican que mientras soñamos -en la fase REM del sueño- nuestro cerebro suaviza las emociones dolorosas almacenadas en la memoria. Al despertar con menos carga emocional nos sentimos más capaces de tomar decisiones.

Paso 6.- Recuerda, una vez más, que estás buscando una decisión lo suficientemen te buena con la información que tienes en este momento y no la solución perfecta. Recuerda también que no tomar una decisión es tomar la decisión de que decidan otros o la vida y eso igualmente tendrá sus ventajas e inconvenientes. Considerado todo esto, renueva la confianza en tu sabiduría interior. Te invito a leer y poner en práctica el fragmento de “Loque el corazón quiere contemplar” que transcribo a continuación:  
Si miras el camino que has ido dejando atrás, comprenderás que infinitos son los elementos que han posibilitado tal caminar. Infinito el caudal de energía desplegándose en luces y sombras, dimensiones, rumbos y geometrías. Infinita vida haciéndose y deshaciéndose para ir tejiendo la singular trama de tu laberinto vital.
Tras esta contemplación puedes entender que desde la puntual e individual perspectiva no hay suficiente visión para determinar qué es digno de amor y qué no merece tal distinción. Así puedes llegar a comprender que para seguir creciendo tienes que confiar en la inteligencia de tu corazón, que es potente energía que convoca a la integración.
Con este ánimo, cada vez que te sientas en conflicto o te resulte difícil asumir con serenidad una situación, ubícate en ese círculo cordial y convoca su vibración para expandir tu percepción de la situación, recitando la siguiente afirmación:
Confío en la inteligencia de mi corazón donde encuentro conocimiento y efectiva disposición para, aquí y ahora, vibrar en sintonía con todo lo que es y encontrar creativos cauces de acción desde la paz y la libertad de ser.”

Gracias por tu atención. Estaré encantada de leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.


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sábado, 1 de noviembre de 2014

Tu capacidad de atención, un valioso capital. Cómo desarrollarla, manejarla e invertirla eficazmente.

Un antiguo cuento zen relata como “después de ganar varios concursos de arquería, un joven retó a un anciano maestro zen, también reconocido por su destreza como arquero.

El joven demostró una notable técnica dándole al centro de la diana en el primer tiro y partiendo la flecha con el segundo.

- "Ahí está", le dijo al monje, "¡a ver si puedes igualar eso!".

Inmutable, el maestro no desenfundó su arco, sino que invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Caminaron hasta que llegaron a un acantilado atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable puente, el maestro eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y certero.

- "Ahora es tu turno", dijo mientras se posaba en tierra firme.

Contemplando con terror el abismo, el joven no se sintió capaz ni siquiera de subirse al tronco. No lograba quitar su atención del precipicio y el miedo a despeñarse le dejó paralizado.

- "Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero aún tienes mucho que aprender respecto al manejo de otra herramienta indispensable: tu atención."

Para saber lo que significa estar atento basta con observar a un bebé descubriendo un juguete. Participa con sus cinco sentidos en la experiencia y escudriña sin prisa. Tú también puedes prestar una atención plena a tus experiencias. De hecho lo haces, casi sin darte cuenta, cuando estás profundamente comprometido y entusiasmado con una tarea o cuando reaccionas a una situación crítica. Son momentos en los que te concentras plenamente en el presente. Además, como toda capacidad mental, la atención puede entrenarse conscientemente y mejorarse.

Te propongo que consideres tu capacidad de atención como un precioso capital que puedes invertir bien y obtener muchos beneficios o despilfarrar.  Por una parte la atención es fundamental para ser consciente de lo que estás viviendo de manera que ganarás intensidad en tus experiencias si eres capaz de concentrarte.   Por otro lado, eligiendo donde pones tu atención decides qué es lo que haces importante en tu vida, así que es una excelente ayuda para crear la vida que deseas.

A continuación te propongo siete claves para mejorar e invertir con eficacia tu valiosa capacidad de atención:

1.- La atención es energía. Allá donde la pongas promoverá crecimiento. Decide qué es lo que quieres hacer importante en tu vida y ponle atención. Te será útil revisar los artículos  ¿Tienes claro tu objetivo?” y “Cómo estar a la altura de tus sueños para aprender a concentrarte en tu visión y tu misión. La intención, la atención y la acción son tres poderosos aliados. Enfocados en un propósito vital, concentran y transmiten poder creador.

También, te sugiero dos ejercicios básicos para empezar a entrenar la atención. Es algo así como ejercitar los músculos de los brazos. Cuando estén fuertes te servirán para levantar y sostener mejor cualquier cosa:

“Elige un objeto que puedas coger entre tus manos y observalo durante un minuto. Atiende cada pequeño detalle tratando de mantener  la información en tu memoria. Pasado el minuto, retiralo de tu vista y escribe en una libreta todo lo que puedas recordar de ese objeto que acabas de contemplar.”

“Sentado cómodamente, cierra los ojos y escucha. Presta atención a cada sonido que vayas percibiendo. Identifica de dónde provienen, su tono e intensidad, etc.. y conforme vayas descubriendo nuevos sonidos, cuéntalos. Al ir practicando este ejercicio comprobarás que cada vez percibes más matices.”

2.- Mientras caminas hacia tus objetivos recuerda que, a cada paso puedes encontrar insospechada belleza que espera ser descubierta. No te ciegues poniendo únicamente tu atención en el horizonte soñado.

Te propongo practicar a menudo el ejercicio del agradecimiento. "Consiste en poner tu atención, durante varios minutos, en todo aquello que valoras y ya está presente en tu vida. Comienza a elaborar una lista con todo lo que vaya surgiendo y cada vez que realices el ejercicio, añade nuevos motivos de agradecimiento."

También, la siguiente práctica te ayudará a entrenar la plena atención en el momento presente: "Cuando vayas a comer, tómatelo con calma, utiliza tus cincos sentidos y concéntrate en cada uno de los alimentos y en la experiencia de saborear, masticar y tragar. Disfruta de todos los matices de olor, sabor, textura y color."

3.- Inviertes bien tu atención cuando la enfocas en tus objetivos en lugar de en todo lo que te separa de ellos. Cuando veas que estás dejándote llevar por las excusas, concéntrate en las razones por las que emprendiste el camino. Atiende lo que consideras importante sin dejarte distraer por las urgencias imtrascemdemtes. Encontrarás más sugerencias en el artículo Cómodar más vida a tu tiempo y ganar más tiempo para tu vida”.

Practicar el ejercicio de “volver a la respiración” también te será útil: "Siéntate cómodamente y durante diez minutos pon tu atención en tu respiración. Observa cómo entra y sale el aire por tu nariz. Cuando tu atención quede captada por un pensamiento, sensación o emoción, nómbralo en silencio y vuelve a enfocarte en la respiración."

4.- No te quedes hipnotizado con los problemas. A su lado están las soluciones. Quien solo ve las nubes es como quien solo ve los conflictos. Uno se olvida del sol por encima de ellas y el otro de su capacidad de superación. Puedes pasar mucho tiempo sumando tus problemas sin ver todas las capacidades que ellos te empujan a multiplicar.

Te ayudará practicar el ejercicio denominado “historia de tus momentos de superación personal”  "Elabora una lista de ejemplos de superación personal de tu propia vida. Repásala en días de desánimo. ¿Piensas que no vas a poder? Busca experiencias en tu historia que te demuestren que otras veces pudiste. ¿Piensas que es demasiado para ti? Busca en tu memoria momentos en que te sentiste superado y sin embargo encontraste el camino de salida Reconoce sin falsas humildades tus dones, talentos y cualidades e irá emergiendo más valor, coraje y osadía."

5.- Procura que tu atención no se quede demasiado tiempo enfocada en la queja. Una vez tenida en cuenta la insatisfacción, concéntrate en la solución, el aprendizaje y la superación. Pon atención a lo que va bien para optimizarlo, y a lo que no funciona para verlo como una oportunidad de mejora.

Te será muy útil repasar el artículo¡Manos a la obra! y aprender el ejercicio de “la zona de influencia”: "Cuando notes que tu atención está absorbida por continuas preocupaciones, quejas o insatisfacciones, coge unos folios y, tómate un tiempo para reflexionar. En una de las hojas escribe la lista de tus preocupaciones y malestares. Una vez hecha la lista repasa cada una de las anotaciones pregúntándote: ¿Qué está en mi mano hacer para mejorar esta situación? ¿Dónde está mi zona de influencia para la resolución de este problema? Escribe las respuestas en otro folio y cuando hayas terminado pasa a tu agenda todas las acciones que puedas llevar a cabo a partir de ese momento. Con este ejercicio habrás cambiado el enfoque de tu atención desde la zona de preocupación a la zona de ocupación."

6.- En tu mano está hacer eterno o fugaz un mal recuerdo. Depende de la atención que le prestes. Aprende de esa experiencia y luego, suéltala. Tu capacidad de atención queda mermada si tu conversación interior está enfocada en asuntos sin completar. ¡Acaba lo pendiente o dalo por cerrado! Te resultarán útiles las propuestas de los artículos “Cómocultivar el hábito de completar” y EmocionArte

El sencillo “ejercicio del sentir” te dispone a entrenar tu atención para estar presente en las experiencias emocionales: "Cuando te sientas movido por una emoción pregúntate: ¿Dónde la siento? ¿En qué parte del cuerpo se está manifestando? ¿Siento esa zona cerrada, abierta, pesada, vacía, ligera, dolida, o…? No hay respuestas correctas. Se trata de tu propia experiencia. Lleva tus manos allí dónde sientas la emociones, permanece un rato con las sensaciones que te van viniendo y observa sus cambios mientras respiras pausadamente."

7.- Vive con la actitud de los viajeros que captan los matices de los fugaces instantes. Abiertos al asombro, intuyendo lo maravilloso. Si en cada situación buscas motivos para admirar, agradecer y compartir, tu ánimo mejorará y crecerán tus ganas de vivir. Cultiva tu capacidad de asombro. Aunque todo parezca igual, a cada instante todo es diferente y así visto, el presente resulta apasionante. Estés donde estés disfruta eligiendo la belleza como centro de atención.

Practica “el ejercicio de reconocer”: "En cualquier momento, pon atención al momento presente haciéndote consciente de tu respiración y pasea la mirada detenidamente a tu alrededor con el objetivo de descubrir cosas o matices que hasta ahora te habían pasado inadvertidos. Párate en lo que llame más tu atención, observa los detalles, luego lleva tu atención a otro zona u otro objeto. Cuando veas que tu atención queda enganchada en tu diálogo interior vuelve a comenzar hasta que vayas descubriendo aspectos en los que antes nunca te habías fijado."

Hoy, más que nunca valoro y agradezco tu atención. Estaré encantada de leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.




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