lunes, 23 de noviembre de 2015

Cómo lograr que tu comunicación afectiva sea también, efectiva

Los seres humanos contamos con un variado abanico de posibilidades para intentar comunicar nuestros afectos. Y digo intentar  porque una cosa es expresar los sentimientos y otra muy distinta, hacerlo de tal manera que los puedan entender, aquellos a quienes van dirigidos. Begoña Abad en este fragmento de su poema “La medida de mi madre” (Edit.l Olifante) lo expresa con gran belleza y ternura:

“No sé si te lo he dicho:
mi madre es pequeña
y tiene que ponerse de puntillas
para besarme.
Hace años yo me empinaba,
supongo, para robarle un beso.
Nos hemos pasado la vida
estirándonos y agachándonos
para buscar la medida exacta
donde poder querernos.”

Creo que no hay frontera ni diferencia capaz de impedir que dos seres humanos compartan un mismo sentimiento. El amor lo sabe. Es la victoria de la vida. Pero
desde mi punto de vista, ese “buscar la madida exacta donde poder querernos” es un compromiso necesario entre las personas que se aman. De la misma manera que te interesas por el idioma, las aficiones o las costumbres de quienes te importan, con el fin de comprenderlos y favorecer la cercanía, también es importante poner atención a sus formas preferidas de expresar afecto. Por supuesto, habiendo empezado por observar y descubres tus propias preferencias al respecto.

Las expresiones de afecto, en los diferentes vínculos que establecemos las personas, se pueden dividir en tres categorías que, a su vez, incluyen muchas modalidades. En primer lugar estarían las  expresiones verbales. Aquí se incluyen las frases que expresan apoyo, elogios, consuelo, gratitud, confianza, deseo, etc… ( “te quiero”, “puedes contar siempre conmigo”, “confío en tu capacidad”, “Te añoro”….) En segundo lugar, las expresiones no verbales como miradas, sonrisas,  contacto físico y gestos afectuosos como unir las manos, abrazar, besar, caricias de todo tipo, desde las que implican únicamente ternura hasta las que conllevan connotaciones sexuales, tonos de voz cariñosos, etc…. Y en tercer lugar estaría la categoría de las conductas como dar apoyo, cuidados, escuchar, colaborar, hacer regalos, acompañar, compartir tiempo de calidad, etc…

En general, suele resultar más satisfactorio recibir cariño en el mismo estilo que te gusta darlo. Por ejemplo, si te sale espontáneo dar un abrazo o decir una frase amable cuando sientes ternura, te gustará recibir caricias o palabras afectuosas de tus seres queridos y quizás no te sientes tan amado si te hacen un regalo o te ofrecen colaboración en alguna tarea. A otras personas les puede suceder justo al revés o darse otras combinaciones. No obstante, cuando dos seres humanos quieren acortar distancias, lo deseable es que, como en el poema de Begoña Abad, procuren “estirarse y agacharse” lo necesario para encontrarse. Es decir,  que se interesen por las preferencias del otro e intenten ampliar su lenguaje afectivo para comunicerse mejor.

En este sentido y entendiendo que la comunicación afectiva conviene que también sea efectiva, hoy quiero compartir contigo siete sugerencias que pueden serte útiles en este empeño:

 1.- Amplía tu mapa de lenguajes afectivos interesándote por los de los demás: Descubre con qué muestras de afecto te sientes más cómodo y cuáles son tus estilos de transmitir cariño más habituales. Después observa qué es lo que hace que tus seres queridos o las personas con las que quieres establecer vínculos afectivos, se sientan más amadas. Recuerda que no existe una receta universalmente eficaz y puede que no coincida con tus preferencias. Prueba de diferentes maneras y observa cuál es la que genera una respuesta más positiva. Se trata de encontrar el mejor camino para que esas personas sientan tu cariño.

2.- Combina diferentes expresiones de afecto para intensificar su efecto: Si tu pareja se siente querida cuando pasas tiempo a su lado, escuchándole, promueve actividades compartidas que permitan conversación e intimidad. El siguiente relato también da otra idea de cómo sumar muestras de afecto:
“En una escuela africana una alumna le dio a su maestra un regalo de cumpleaños.
Se trataba de un hermoso caracol.
- "¿Dónde lo encontraste?", le preguntó la maestra.
La niña le dijo que esos caracoles se encontraban solamente en cierta playa lejana.
La maestra se conmovió profundamente porque sabía que la niña había caminado muchos kilómetros para buscar el caracol.
- "No debiste haber ido tan lejos sólo para buscarme un regalo"
La niña sonrió y le contestó:
- "Maestra, la larga caminata es también parte del regalo"

3.- Se creativo en las formas y constante en su manifestación: Cuando estás aprendiendo un idioma sabes que puedes ir ampliando más y más el vocabulario, mejorando el acento, etc… pero sepas lo que sepas practicas con regularidad.  Pasa lo mismo con las formas de comunicación afectiva. Si sabes que tu hijo se siente querido cuando compartes tiempo con él, no te conformes con el rato diario de leer cuentos, descubre otras actividades con las que podáis disfrutar juntos pero, en cualquier caso, asegúrate de seguir ofreciéndole ese tiempo compartido. No esperes a expresar ternura en momentos señalados. Más bien recuerda que la ternura puede hacer especial cualquier momento.

4.- Aunque te amoldes al lenguaje afectivo de los demás y a sus particulares “giros idiomáticos”, no renuncies a tus propias maneras de amar y ser amado: Habla de lo que tú más aprecias en la gama de muestras de afecto. De esa manera los demás sabrán tus preferencias y podrán ampliar sus propios mapas expresivos. Si a tu pareja le gusta recibir cariño en forma de contacto físico y tú sobre todo expresas amor cuidando y dejando que te cuiden, combina ambos lenguajes. Puedes proponerle aprender un nuevo tipo de masaje relajante y compartir la experiencia. 

5.- No finjas sentir lo que no sientes y encuentra formas de expresión que estén equilibradas con la intensidad de tu sentimiento:
Cuando tengas dudas de si tu afecto es sincero lee esta frase y comprueba si es lo que honestamente estás sintiendo: “Ocupas un lugar especial en mi corazón. Me importas tal como eres y deseo comprenderte, respeto tu huella y tu camino, agradezco que estés en mi vida y me siento feliz si puedo contribuir a tu bienestar.” Luego, calibra la intensidad de lo que sientes y elige en coherencia una forma de comunicarlo. No todos los vínculos piden las mismas expresiones de afecto. Llegarás mucho más al corazón del otro, si le expresas simplemente un sincero interés que no forzándote a darle un abrazo que va más allá de la cortesía que quieres mantener.

6.- Cultiva la amabilidad y desea lo mejor.  El respeto y la delicadeza en el trato demuestra que los demás te importan como seres humanos y eso ya es un primer paso de acercamiento y una forma elemental de contribuir al bienestar común. Una cálida mirada de reconocimiento reconforta a un corazón dañado por la fría indiferencia. Mira a tu alrededor con consideración. Y aún cuando no quepa en la situación ninguna muestra de afecto, siempre puedes conectar con tus mejores deseos: “Cada vez que intercambias saludos, bienvenidas o abrazos en el silencio de tu corazón, exclama: ¡Que en mi sueño feliz, tu sueño feliz encuentre culminación!. Que ese deseo, desde la disposición a la mutua colaboración, esté bien claro en el dintel de tu mirada, en la puerta de entrada de toda relación y en la ventana de cada tarea en cooperación. Que sea el lema que todos intuyan en tu saludar, que sea la firma de tu sonrisa y el sello de tu amabilidad.” (Lo que el corazón quierecontemplar)

7.- Tome la forma que tome aprecia el amor que recibes y das: Valora lo que te ofrecen y lo que aportas aunque te parezca poco. Puede ser el comienzo de algo más grande que solo llegará si aprecias esta primera ofrenda. Por miedos y prejuicios cerramos la puerta del corazón. No dejamos entrar y nos impedimos salir. Creemos que lo que deseamos es que nos amen pero quizás ocurre que, cuando nos aman, nos permitimos amar. Y amando nos sentimos felices. ¡Hay tanto amor que aún no ha podido ser! Encontrémosle cauces de expresión.

 Para acabar esta reflexión te invito a ver una escena de la preciosa película “Ahora o nunca” y a responder a las dos preguntas que proponen uno de sus protagonistas:


Gracias por tu atención. Me encantará leer tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.

Pepa Arcay
Coach Personal


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martes, 10 de noviembre de 2015

Siete formas de honrar la vida

Aún contando respetuosamente con las personas que, por unas razones u otras, se suicidan, entiendo que una gran mayoría de seres humanos no queremos perder la vida. No obstante, como  dice el estribillo de un precioso tango de Eladia Blázquez: “Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir. Porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida”. Y es que, a veces, no basta haber nacido para sentirte vivo, igual que no basta estar con alguien al lado para sentirte acompañado. 

Por si acaso tu existencia está teniendo demasiado de “durar y transcurrir” y quieres intensificar tus ganas de vivir,  hoy te invito a encontrar tus propias respuestas a la pregunta: ¿Cómo puedo honrar la vida? Y añado siete sugerencias que, desde mi punto de vista, ayudan a lograrlo:

1.- Parece obvio que para honrar la vida hay que comenzar por reconocerla. Es decir, darte cuenta de que estás vivo y que por ello formas parte de ese misterio, en continua transformación, llamado vida. Dedicarle atención plena manteniéndote en disposición de experimentar la plenitud que guarda cada instante. A quien contempla la vida con mente curiosa y humilde corazón, la vida le regala infinitos motivos de admiración. Honrar la vida es vivir con la actitud de los viajeros que captan los matices de los fugaces instantes. Abiertos al asombro. Intuyendo lo maravilloso. Observar, escuchas, tocar, oler y saborear como si fuera la primera vez, cada vez. No he encontrado mejor ejemplo de esta actitud que la mostrada por la niña de este vídeo:


2.- Honrar la vida es aceptarla en su diversidad. Te sientes vivo cuando aceptas la vida con todos sus matices. Todo cuenta. Tanto silencio y sombra como canción y luz. Apreciar en las diferencias la riqueza de la vida que somos. Algo que tiene mucho que ver con desarrollar tu capacidad de empatía. La sinfonía de la vida requiere variados instrumentos y compases. Con paciencia, compasión y tolerancia lo comprendes y disfrutas del concierto. “Más allá de los juicios basados en las apariencias, todos tenemos un sitio, un valor y una función; y desde alguna perspectiva, todo puede ser admirado, si a tu mirada le pones inocencia y corazón” (Lo que el corazón quiere contemplar)

3.- Honrar la vida es experimentarla sin resistencia: Puedes aceptar de antemano que la vida es continua mudanza y transformación y prepararte para fluir sin resistencia en esemovimiento de continuo cambio. Aceptar que en la vida todo es temporal es también asumir que siempre hay algo que descubrir y, por eso, vivir, es una aventura. Honrar la vida es aceptarla con sus luces y sus sombras, su vacío y su plenitud. Igual que un pintor logra los tonos más bellos mezclando colores, en la vida surgen nuevos órdenes y armonías del creativo caos. Honrar la vida es, más allá de miedos, obstáculos y dificultades, seguir dándole un sí a la experiencia de vivir, pues cuanto más temes la vida menos vida te quedará para amar. Aceptar las estaciones del año, disfrutar con lo que cada una ofrece y hacer lo mismo con cada una de las etapas de la vida. Has aprendido a vivir si, con la misma serenidad que el atardecer, aceptas envejecer y morir. Honrar la vida es honrar también la muerte como parte de ella y que cuando llegue estemos conscientemente vivos y con la misma curiosidad, ante esa parte del misterio, que al nacer. Tal como queda bellamente expresado en el poema de Jorge Blajot “No os olvidéis la vida”:

“Cuando vengáis, no os olvidéis la vida,
mantenida caliente entre los brazos.
No seáis espectadores. A retazos
no la desparraméis por la avenida.

Traedla tal cual es, vida vivida:
doblegada de viento y de zarpazos
arañada; tiesa también con lazos
de paz, de amor, de júbilo prendida.

Venid sin maquillar. Portad la duda,
el desencanto, el grito de protesta.
Vestíos de todo aquello que hoy se lleva.

Pero llegue vuestra alma bien desnuda,
con hambre de banquete, ansia de fiesta,
de par en par abierta a vida nueva.”


 4.- Honrar la vida es apreciarla. “Estés dónde estés y hagas lo que hagas, durante tu jornada, honra tu existencia y agradece el camino que te lleva, el sueño que te eleva y el alma que te anima. Contempla con consideración lo que a tu alrededor, por pequeño que sea, también sueña; y juega a transmitir confianza, compromiso y esperanza,” (Lo que el corazónquiere contemplar) Deja que te inspire la belleza a tu alrededor. Solo tienes que buscarla y cultivar tu capacidad de atención para que puedas descubrir no solo lo que puede mejorarse sino lo que ya es una maravilla. No permitas que el muro de la negatividad te lo impida ver. Permítete pausas y silencios para apreciar y agradecer.  Con agradecimiento puedes ver la vida como un regalo a descubrir, desenvolver y disfrutar. “Empieza buscando, en la circunstancia que afrontes, algún motivo de estimación y, por pequeño que sea, siente gratitud. Luego disponte a vivir esa situación con alegría de ser; afrontándola, en la medida que te sea posible, con ternura, sencillez y sentido del humor. Abraza esa experiencia con todo el amor que logres sentir y quédate en paz por haber puesto en este momento tu mejor voluntad.” (Lo que el corazón quiere contemplar)

5.- Honrar la vida es cuidarla. E intentar mejorarla a nuestro paso. Es tratar con respeto todos los aspectos de la vida incluidos nosotros mismos. La vida es una trama de colaboración donde todo cuenta y con todo hay que contar. Al cuidar nos cuidamos, al ayudar nos ayudamos. Honrar la vida es apoyarnos mutuamente para entre todos, sostenernos y sostenerla. Como queda reflejado metafóricamente en este cuento de la tradición hindú:

“Se cuenta que un rey, quiso poner a prueba la actitud de sus súbditos y tras colocar una inmensa roca en medio de uno de los caminos más transitados de su reino, se escondió a observar las reacciones de quienes pasaban por allí.

El primero en llegar fue un mercader con un carro tirado por caballos y repleto de mercancías.  Al ver el obstáculo se dio media vuelta maldiciendo por el mal estado del camino y pensando en volver al día siguientes cuando posiblemente ya hubieran quitado la roca.

Al poco rato llegaron un concurrido grupo de peregrinos muy silenciosos y concentrados en sus oraciones. Al ver el camino cortado hicieron una hilera y, uno a uno, aún con dificultades por la estrechez del paso, lograron sortear la piedra y siguieron adelante.

El tercero en aparecer por el camino fue un hombre a caballo y pronto se dio cuenta que sería imposible pasar con su montura. Ató una cuerda a la roca e intentó desplazarla tirando de ella con su caballo pero no logró moverla. Entonces llegaron otros dos viajeros en un carromato tirado por dos mulas y tras explicarles lo sucedido decidieron unir sus fuerzas para intentar despejar el camino. Tardaron un buen rato pero finalmente consiguieron mover la roca y lanzarla al mar por el acantilado que bordeaba el sendero.

Felices por su éxito decidieron tapar el agujero que había quedado tras quitar la piedra y al hacerlo vieron que había un cofre y una nota que decía así: Las monedas de oro que contiene este arcón son para quienes hayan sido capaces de sacar la roca del camino. Es un premio por haber sido capaces de colaborar para superar una dificultad y sobre todo por haber logrado, tras su paso, dejar mejor el camino para si mismos y para quienes vengan después.”

 6.- Honrar la vida es expandirla: Todo, incluido tú, está en camino, orientado a manifestar su máximo potencial. Cada cual anda sus pasos y entre todos hacemos avanzar la vida. Honrarla es salir del balcón de la indiferencia y la pasividad y cultivarla en la forma que mejor sepamos para engrandecerla. Cultivar nuestras semillas de plenitud para contribuir con nuestros talentos. Crecer es apoyar el despliegue de la vida que, en ti, quiere expandirse para ser admirada, honrada y celebrada. Haz como hace la vida: sea lo que sea que suceda, sigue adelante. Al encuentro de los caminos que le permiten seguir siendo. Con audacia y creatividad. Honrar la vida también es soñarla en nuevas facetas y con otros horizontes. Y es apoyar esos sueños hasta lograr hacerlos realidad. “Trocitos de sueños lograrán alcanzar su más elevada expresión y en tu conciencia de ser nueva vida podrá ser honrada, admirada y celebrada. La intención de ese movimiento siempre es amor por la vida, amor por su expansión, amor por el proceso de creación, amor por la canción que canta cada corazón y por el canto común, canto en unión, al comprobar que todo puede ser permitiendo y colaborando a que todo lo demás también lo sea.” (Lo que el corazónquiere contemplar) Para potenciar el expansivo poder creador de la vida que eres te sugiero esta meditación titulada “En la Onda Encantada de la Vida”:



7.- Honrar la vida es celebrarla. “Procura mantener encendida una vela de olor en tu hogar, un rato cada día, para recordar que la vida es algo a celebrar. Para ayudarte con esta intención, cada mañana, pregúntate: ¿En el día de hoy qué es lo que voy a hacer motivo de celebración? Elige algo distinto cada vez, entre todo aquello que valores y esté presente en tu experiencia. Y al llegar el anochecer comprueba que has vivido algún momento de admiración, agradecimiento y alegría al encontrarte con aquel aspecto de la vida que has decidido honrar y celebrar.” (Lo que el corazón quiere contemplar). La vida, con sus luces y sus sombras, es motivo de celebración si tienes ojos para admirar, corazón para agradecer y abrazos para compartir.

En el fondo de la vida siempre queda mucha espontánea alegría y mucha inocencia por nacer. Abraza la vida con aceptación y ámala con osadía, entrega y creatividad. De ese encuentro puede nacer la felicidad.

Gracias por tu atención y también por tu participación si es que decides dejar tus comentarios que serán muy apreciados. Hoy me despido invitándote a escuchar, en la versión de Sandra Mihanovich, la canción de Eladia Blazquez, “Honrar la vida”, en la que me he inspirado para redactar este artículo. Abrazos y hasta pronto.





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