sábado, 19 de diciembre de 2015

Pensamientos, sentimientos y actitudes luminosas

La luz ilumina y aporta calidez. Pasa lo mismo con algunos pensamientos, sentimientos y actitudes. Disipan la oscuridad. Nos ayudan a ver claro y a afrontar la vida con el corazón abierto. Ahora que nos acercamos al solsticio de invierno y que todas las tradiciones nos invitan a “encender luces” para recordar, en medio del oscuro invierno, la esperanza luminosa de una nueva primavera, quiero compartir contigo un relato y algunas sugerencias que pueden ayudarte a descubrir y compartir tu luz, así como  a reconocer, en los demás, su genuino resplandor.

La protagonista de este relato, (integrado en mi libro “Lo que el corazón quierecontemplar”), “creía ser una niña cuya luz nadie veía. La llamaban Estrella, y haciendo honor a su nombre deseaba brillar intensamente; pero dudaba de su resplandor, pues su familia, muy aficionada a la televisión, sólo parecía mirar, escuchar y aplaudir lo que aparecía brillando en pantalla.

En un principio creyó que la solución sería convertirse en una estrella televisiva. Con esa esperanza y ese objetivo fue pasando el tiempo hasta que un día su madre le anunció que venía a visitarles tía Telesfora, afamada actriz de telenovelas, lo que a Estrella le pareció una estupenda posibilidad para aprender todo lo que se ha de saber si se quiere triunfar en televisión. Sin embargo, con la llegada de tía Telesfora aparecieron cosas muy importantes en su vida, pero no las respuestas que esperaba. En realidad, lo más destacado que se presentó fueron una desilusión y un antiguo y precioso arcón.

En cuanto al baúl, pronto comprobó que estaba lleno de ropa. Tía Telesfora había supuesto que a Estrella le gustaría recibir como regalo algunos de los vestidos que había lucido en sus películas. Y lo cierto es que poniéndose esos trajes logró la admiración familiar durante algunos ratos, aunque también se dio cuenta y aquí vino la desilusión, que no la veían a ella sino a los personajes que representaban esos disfraces. Además, conforme pasó el tiempo, los ropajes se fueron ajando y junto a ese desgaste también se le fueron quitando a Estrella las ganas de ser una estrella televisiva.

Pero sucedió algo que cambió el rumbo de esta historia. Vacío de ropas el baúl y colocado bajo la ventana de su habituación, Estrella había comenzado a usarlo como espacio para acurrucarse; y una noche, admirando el estrellado firmamento, se preguntó una vez más: ¿cómo brillo yo?, ¿qué tipo de estrella soy? Ante esas preguntas se sintió incómoda y empezó a revolverse dentro del cofre, pues aún no tenía respuestas. Al así moverse descubrió un doble fondo en su baúl y, al abrirlo, encontró en su interior un libro de tapas doradas con una inscripción que decía: “Trajes de luz con los que el alma se hace visible y brilla como una estrella”.

Aquel título le pareció muy misterioso, y también le resultaron muy sorprendentes los nombres de los capítulos que describían cosas como: “Traje de amor incondicional”, “Vestido de gala modelo serena simpatía”, “Pijama a rayas de inocencia”, “Conjunto de invierno línea perseverante determinación”, etc. Y una sección final en la que había dibujos de originales complementos como volantes de alegría, bolsillos de valor, botones de ternura o corpiños de bondad.

Estrella sabía que el arcón había pertenecido a su bisabuela Feli, reconocida modista en otros tiempos, así que pensó que quizás ese libro era un álbum de recuerdos de trajes realmente distinguidos y, mientras lo hojeaba, pensó cómo sería vestirse así. Se visualizó con un precioso traje de alegre confianza al que le añadió uno broche de fe, un chaleco de paciencia y un pañuelo de esperanza. Luego siguió con un vaporoso vestido tejido a base de divertidos pensamientos y centelleantes flecos de risas. Y al jugar de esta manera descubrió que no solo conseguía imaginarse con esa sutil apariencia sino, lo más importante, sentirse así. Comprendió que ese misterioso libro describía lo que cada cual puede encontrar en el baúl de su corazón y las variopintas formas de vestirse de felicidad que puede crear a partir de ese infinito material.

Después de esta experiencia, Estrella también comenzó a imaginar, detrás de las apariencias más grises de los demás, destellos de brillantes atuendos. Logró ver unas preciosas mangas de coraje y valentía en su padre, dónde antes sólo veía arrugas de cansancio. Y también descubrió un elegante cinturón de plata con incrustaciones de paciencia y perseverancia alrededor del talle de su madre, donde antes había visto únicamente pliegues de aburrida rutina. Le encantó adivinar el divertido sombrero de fieltro del novio de su hermana —hecho de optimismo y buen humor—, el delantal de diligencia y generosidad de su maestra, o la suave corbata de certera intuición de su hermano mayor.

Comprobó que le resultaba muy divertido vislumbrar los trajes de luz con que se mostraba vestida el alma de los demás, cuando ella les contemplaba desde el corazón. Y desde esta disposición, cuando veía a alguien triste o desanimado, hablando de todo lo que le faltaba para poder ser feliz, Estrella buscaba en su interior sentimientos de compasión y solidaridad; y vestida así, le enseñaba el libro dorado y, si se lo permitía, le ayudaba a encontrar el doble fondo de su propio baúl donde descubría los recursos necesarios para vestirse de plenitud.

Le fue resultando tan apasionante esta actividad que consideró que había descubierto su vocación: enseñar a confeccionar luminosos ropajes para las almas que quieren mostrarse brillando como lo que son, estrellas llenas de luz, aunque no salgan en la televisión. Inspirada actividad que a su vez le ayudó a comprobar con satisfacción que su propio resplandor, lo vieran o no los demás, siempre estaba ahí. Como sucedía con las estrellas que contemplaba con admiración desde la ventana de su habitación.”

Como la “estrella” del cuento, también tú puedes elegir enfocar tu atención en pensamientos, sentimientos y actitudes luminosas generadores de  paz y esperanza. Estas sugerencias pueden ayudarte a lograrlo:

1.- Recuerda la luz con la que has brillado en el pasado:
En un cuaderno haz una lista, escrita desde el agradecimiento, de los momentos más inspiradores de tu vida y describe los matices de luz que transmitías siendo protagonista de esas experiencias. Repasa esa lista cada vez que notes alguna resistencia a permitir que un profundo bienestar fluya a tu través.

2.-  Para iluminar tu presente, reconoce tus dones y compártelos:
A modo de abeto navideño te invito a realizar el árbol de tu autoestima.  Tal como te explico en este audio, ese árbol resplandecerá con todas tus capacidades y talentos desplegándose como aportación a la vida:

3.- Imagina un brillante futuro:
Pensando que ya se están cumpliendo los sueños que quieres ver hechos realidad, responde a estas preguntas: ¿En esas felices escenas qué experimentas? ¿Qué recibes? ¿Qué das? ¿En qué aspectos se despliega tu potencial? ¿Qué cualidades manifiestas? Visualízate protagonizando alguna de esas escenas; capta el sentimiento asociado y, cuando tengas clara esa visión y estés vibrando en su más intensa luz, cruza tus manos sobre tu corazón. Haz ese gesto con la profunda intención de anclar en tu conciencia ese sentimiento de realización y repítelo cada vez que quieras promover tal frecuencia de vibración.

4.- Aprecia el brillo en los demás:
Procura ofrecer una mirada que se enfoque  en la dignidad humana más allá de las apariencias, las ideas y las conductas. Si temes la sombra que otro pueda proyectarte es el momento de encender todas las luces. Que en tu compañía todos perciban la grandeza de la vida que son. Refuerza tu autoestima y la de los demás,  recordando que todos somos una expresión única e irrepetible de la vida, con una función que realizar, un potencial a desplegar, y siempre dignos de amor y respeto. Contempla con consideración lo que a tu alrededor, por pequeño que sea, también sueña e intenta transmitir confianza, compromiso y esperanza, “Para ayudarte en este empeño, nunca olvides añadir a tu ánimo un flexible cinturón hecho de cintas de confianza espiritual y un anillo de fe, que los demás advertirán cuando te observen señalándoles, no por el potencial que aún no han llegado a desplegar sino porque adivinas el brillo de su alma jugando a manifestar su luz.” (Lo que el corazón quiere contemplar)

5.- Acepta la sombra como testigo de la luz:
Recuerda que si reconoces y promueves la luz tienes que aceptar también la sombra. Eso supone asumir que al lado de las aspectos más radiantes de la vida hay matices de menos luminosidad, que son necesarios experimentar pues la oscuridad sirve para que la luz pueda resplandecer más, Para facilitar esta percepción,cuando salgas a caminar, hazlo observando tus movimientos. Así podrás comprobar que al andar das un paso en el vacio mientras con el otro te afirmas más. Y entenderás que sería imposible avanzar si no aceptaras experimentar esa porción de vacío. Toma conciencia, entonces, de que también en tu recorrido vital, la incertidumbre y la inestabilidad forman parte de tu proceso de evolución. 

6.- Escribe una frase que te pueda resultar esperanzadora y te conecte con lo más luminoso en ti. Repítela cuando te invada el desánimo.Por si te gusta, comparto contigo la que yo he elegido y que es también la visión que alienta a los protagonistas de mi libro: “Igual que el firmamento abarca a todas las estrellas y éstas, expandiendo su luz, iluminan la bóveda celeste, también a todas las criaturas, en una red de luz, un principio de amor sustenta hasta que ellas mismas se transforman en manantial de amor y más red de luminosa vida crean”

7.- Busca, admira y agradece la luz del crecimiento y la superación:
Mantenla como centro de tu enfoque y valora la posibilidad de acceder a la experiencia de ser y al aprendizaje del arte de vivir. Cuando estés mojado por la lluvia de un fracaso busca el arco iris de una oportunidad. Atiende la pérdida y la frustración pero escucha también los deseos de amar y disfrutar. Aprecia cada acto de superación a tu alrededor. Y cada vez que reconozcas haber hecho un avance en tu trayectoria vital o hayas logrado convertir un sueño en realidad, haz una pausa y, para subrayar y celebrar esa evolución, realiza la siguiente visualización, titulada “La luz de tu estrella


La estrella, una luz que orienta en la obscuridad, es uno de los símbolos navideños. Yo la entiendo como algo que refulge en el interior de la vida, el despunte de una consciencia espiritual cuya claridad nos permite, amando lo que es, comprender lo que somos. Un año más me parece escuchar al espíritu navideño susurrando:Si no hay suficiente claridad en tu camino, ama más y se encenderá la luz de la esperanza. 

Gracias por tu atención. Espero que pases unas felices fiestas. Abrazos y hasta pronto.

Pepa Arcay
Coach Personal



Contenidos relacionados:

Convoca al niño que hay en ti: Te ayudará a rescatar la inocencia, la creatividad y la alegría de vivir.

Comparte tus mejores semillas: Tú también puedes ser una persona inspiradora.

Para comprendernos mejor: Formas de desarrollar tu capacidad de resonancia empática.

A favor de la ternura: Descúbrela, valórala y promuévela en tu vida.


Gestos altruistas: Cómo lograr que ayudar resulte realmente de ayuda.

Además...

Coaching online: Si te interesa conocer mi labor profesional como coach personal te invito a visitar La Llamada También puedes escribirme a p.arcay@la-llamada.com y solicitar una sesión informativa y gratuita.
Estaré encantada de atenderte.

Y también ...



"En el fondo de tu corazón están esperando los sueños no cumplidos y todo el amor que aún no ha podido ser. Date permiso para vivirlos.(“Lo que el corazón quiere contemplar”) 

Ahora, a tu alcance, un apoyo para el despertar de tu consciencia: “Lo que el corazón quiere contemplar” Un libro, para  leer y practicar, que expandirá tu poder creador y promoverá la conexión con la inteligencia de tu corazón. 

Puedes leer fragmentos o el libro completo, escucharlo en audio, descargar en ebook, todo gratuitamente aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí puedes escribir tus comentarios. Gracias por tu participación.