lunes, 16 de enero de 2017

Si te flaquea la motivación, respira hondo y ¡ponle corazón!

La motivación es el lazo que logra unir compromiso y esfuerzo manteniendo activa y focalizada la fuerza de voluntad. Cuando motivación y voluntad van de la mano no hay obstáculo que pueda frenar su avance.

Cómo el combustible para un motor, la motivación nos pone en movimiento. Sin motivación para realizar algo la resistencia a hacerlo es máxima. En la medida que logras motivarte esa resistencia va disminuyendo y puedes pasar de querer postergarlo a quererlo hacer por encima de todo.

Contaba Anthony De Mello que “un anciano peregrino llegó a una posada tras realizar un difícil recorrido por las montañas, en lo más crudo del invierno y bajo una lluvia constante. Al verle entrar el posadero le preguntó: ¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre? Y el anciano respondió alegremente: Mi corazón llegó primero, y al resto de mí le ha sido fácil seguirle."

Desde mi punto de vista, motivarte es como abrir una puerta, cuya llave guarda el corazón, para que lo que buscas y lo que te busca, puedan encontrarse. Al comenzar el año quizá has renovado propósitos y emprendido nuevos recorridos. Todos, a nuestro paso, participamos en la maratón de la vida donde se alcanzan metas y se superan retos a la vez que se enfrentan  miedos, frustraciones y desalientos. En algún tramo puede acompañarnos la pereza o sorprender un tropiezo. Pero si te mantienes motivado podrás sostenerte aún en el cansancio y el desequilibrio.

Por todo esto hoy quiero compartir contigo ocho estrategias que te ayudarán a mantenerte conectado con la fuerza de la motivación en tu corazón y seguir adelante hacia ese horizonte soñado que, al haberlo convocado, también viene a tu encuentro:

1.- Elabora un plan de acción con metas alcanzables y lleva un diario de seguimiento.   

Hay retos que parecen inalcanzables hasta que estableces un plan de acción que, a modo de escalera, te permite ascender, peldaño a peldaño, hasta alcanzarlos. Procura dar lo mejor de ti a cada paso pero empieza poniendo el listón de tu exigencia a una altura que te resulte alcanzable en el momento y las circunstancias que afrontas. Conforme vayas logrando resultados podrás ir subiendo ese listón. Pequeños pasos en asuntos sencillos y que sean de tu agrado pueden ayudarte a entrar en acción y a encontrar la motivación que necesitas para continuar avanzando  

Establece de antemano puntos de control y recompensas a tus logros. Cada mañana repasa los pasos a dar y cada noche comprueba que te hayan acercado a tus metas. Te será útil escribir un diario de seguimiento donde expreses cómo te has sentido, qué dificultades han aparecido, qué es lo que no está funcionando, lo que necesitas mejorar, lo que has aprendido o lo que sea que te parezca importante anotar sobre el tramo recorrido.

2.- Invoca tus valores para conectar con las motivaciones que te aportan sentido: 

Una forma sencilla de lograrlo es preguntarte: ¿Para qué voy a hacer esto? Cuando organices tu agenda o realices una lista de temas pendientes, en lugar de enumerar únicamente las acciones a realizar anota también los resultados que esperas conseguir con ellas y el valor que eso aportará a tu vida. Te sientes diferente al pensar en: “hacer diez llamadas” que al pensar en “aumentar mis ingresos haciendo diez llamadas y traer a mi vida más seguridad económica.”. O “Levantarme dos horas antes” a “colaborar al bien común haciendo mi tarea de voluntariado”. Así consigues considerar las tareas pendientes no como cargas sino como posibilidades de acercarte a tus ideales. Si esa lista la lees en voz alta estarás motivándote al recordar tu escala de valores y comprobar que puedes actuar en coherencia con ella. 

En el siguiente relato puedes ver tres perspectivas desde las que una misma labor encuentra diferentes sentidos: “Se cuenta que tres albañiles estaban trabajando en la construcción de un gran edificio. Cada uno de ellos hacía la misma tarea pero cuando fueron preguntados sobre lo que estaban hacienco sus respuestas fueron diferentes. El primero respondió: Pongo ladrillos. El segundo contestó: Levanto una pared. Soy bueno en esto y me gusta que confíen en mi. Y así fue la respuesta del tercero: Junto con todo el equipo estamos construyendo un gran hospital.

3.- Procura pasarlo bien y disfrutar de la experiencia: 

Si quieres estar motivado, lo que vas a hacer además de tener valor para ti es importante que puedas disfrutarlo. Sea cual sea la tarea procura hacerla de la manera más sencilla, agradable y, en la medida de lo posible, divertida. Sueña con el resultado que deseas pero mientras haces lo necesario para lograrlo, no te centres en ese final sino en encontrar tu mejor forma de hacerlo, valorando por adelantado y por encima de todo, tu actitud y compromiso. Aunque la meta quede lejos si aprendes a disfrutar de cada paso, la serenidad viajará contigo. En este video queda expresada esta idea en una experiencia real que quizá te hará sonreír:



4.- Observa tu diálogo interior y cambia las palabras que te frenan por frases que te impulsan: 

¿Qué te dices frente a la dificultad? Revisa esas conversaciones porque en ellas puedes generar el impulso extra para avanzar o la justificación para tirar la toalla. ¿Piensas que no vas a poder? Busca experiencias en tu memoria que te demuestren que otras veces pudiste. ¿Piensas que es demasiado para ti? Recuerda  momentos en que te sentiste superado y sin embargo encontraste el camino de salida. Pensar positivamente no es creer que todo está bien sino encontrar el enfoque  que te permita motivarte y progresar. Elabora un diálogo interior respetuoso en el que no tengan cabida las descalificaciones y te abra posibilidades. Reconoce sin falsas humildades tus dones, talentos y cualidades e irá emergiendo más valor, coraje y osadía.

5.- Visualízate lográndolo: 

Cuando el entusiasmo une disciplina y visión cuentas con pies y alas para alcanzar tus metas.  Párate diariamente a imaginarte protagonizando tu soñada realidad. ¿Qué sucede y qué sientes habiendo alcanzado tus objetivos? ¿En esas felices escenas qué experimentas? ¿Qué recibes? ¿Qué das? ¿Con qué disfrutas? ¿Qué ves, oyes, notas, hueles y saboréas en esas escenas? ¿Con quíen estás y cómo es el lugar en el que te ves habiendo alcanzado tu meta? Añade los máximos detalles posibles a esa visualización.  

¿Qué postura corporal se corresonde con la actitud que quieres desarrollar? Descúbrela, adóptala y estarás más cerca de sentirte así. Cuando salgas a caminar imagina que algunos de tus sueños ya se han cumplido. Visualiza esas felices escenas y permite que surjan formas de moverte coherentes con esas visiones. Toma conciencia de esas posturas y, en adelante, juega a incorporar esos gestos y movimientos para evocar un ánimo similar y motivarte.

6.- Recuérdate que cuentas con tu capacidad de aprendizaje: 

Cuanto más haces y aprendes más puedes hacer y aprender. Ser realista implica ver los problemas sin magnificarlos y reconocer tus capacidades sin idealizarlas. Investiga las posibilidades de formación y de elevar tu nivel de preparación. Observa como han alcanzado otros ese nivel. No obstante, lo que te rodea puede inspirarte pero recordar momentos de tu propia superación convocará aún más tu autoconfianza. Te sentirás más motivado si te sientes capaz. Elabora una lista de ejemplos de aprendizajes de tu propio recorrido. Recuerda que para aprender hay que aceptar primero la ignorancia sobre algo. Ese es el primer peldaño para acceder al conocimiento. Y puedes vivirlo no como una debilidad sino como una posibilidad de crecer y evolucionar. 

7.-  Procúrate inspiración y prepárate especialmente para cuando aparezcan los deseos de abandonar: 

Alimenta tu espíritu con inspiradoras influencias. Elige lecturas, imágenes, compañías y experiencias que te ayuden a mantener tu ánimo en un positivo enfoque y una optimista expectativa.  Y no olvides que al caminar das un paso en el vacío mientras que con el otro te afirmas más. Sólo así puedes avanzar. También en la vida para evolucionar es necesario integrar momentos de inestabilidad. Por eso, prepara recursos especiales para los momentos de desaliento. Planéalo de antemano. 

Te propongo cinco sugerencias:

a) Busca fotos, dibujos y palabras que representen tus objetivos. Con este material, realiza un collage que incluya tu foto sonriente y colócalo en un lugar bien visible. Al verlo cada día recordarás el rumbo que marca tu corazón.

b) Recopila ejemplos de resilencia: Historias, biografías, películas o vídeos que hablen de otros seres humanos afrontando situaciones difíciles y saliendo airosos del reto. Selecciona frases que te alienten y ponlas a la vista para que inspiren.

c) Cuenta con personas de confianza con quien puedas compartir tus desafíos y te vayan a brindar apoyo cuando lo necesites.  

d) Elige las frases que más te entusiasmen e invoquen tu mejor actitud y apréndelas de memoria o colócalas en lugares visibles para que puedas acudir a ellas cuando necesites su fuerza.

e) Haz un lista de logros. Cada vez que consigas realizar un cambio positivo en tu vida, reconócelo, celébralo y añádelo también a este registro.  Repasa esta lista en los momentos de bajón e imagina lo bien que te sentirás, disfrutando de la recompensa del reto logrado y pudiendo anotar una victoria más.

f) Practica este ejercicio meditativo que también puedes escuchar en audio:

“Busca un lugar tranquilo y túmbate boca arriba. Concentra tu atención en tu respiración e imagínate que, con cada inspiración y expiración, escuchas el sonido de olas que vienen y se van. Después de un rato haciéndolo así, imagina que el sonido de esas olas convoca ondas de energía moviéndose por tu cuerpo con vibrante armonía.

No hace falta poner nombre a ese caudal de vitalidad; sólo asómbrate y admira su intensidad. El poder que fluyendo llega, se hace presente en tu conciencia y luego se va. Juega a inspirar y experimentar lo que ocurre. Juega a expirar y experimentarlo también. Juega a recorrer tu cuerpo dejando que esas olas de vida todo lo alcancen. Acepta sentir, sin evaluar, ese energético caudal. Deja que se presente tal y como es; disfruta con la vibración que podrás sentir a tu través.

Luego, levántate, ábrete aún más a ese poder y danza con él. Te puede resultar un buen acompañamiento para este momento, todo tipo de música de percusión. Suéltate a bailar disfrutando de esa vitalidad. Añade más fuerza a esta actividad diciendo en voz alta tu nombre una y otra vez, como si estuvieses convocando a reunión a toda la energía albergada en cada aspecto de tu ser.
Hazlo así cada vez que quieras promover más fluidez allí dónde encuentras rigidez, hasta comprobar que te sientes más proclive a la acción, a la colaboración y a la diversión.”




8.- Colabora con tu entusiasmo a sostener la motivación de los de tu alrededor. 

Esa actitud también sostendrá tu propio ánimo. Crea un grupo con el que puedas compartir recursos, ideas, motivación y celebrar juntos las metas alcanzadas así como apoyaros en los tropiezos. Que en tu compañía todos perciban la grandeza de la vida que son. Refuerza tu autoestima y la de los demás,  recordando que todos somos una expresión única e irrepetible de la vida, con una función que realizar, un potencial a desplegar, y siempre dignos de amor y respeto. 

"Contempla con consideración lo que a tu alrededor, por pequeño que sea, también sueña e intenta transmitir confianza, compromiso y esperanza. Para ayudarte en este empeño, nunca olvides añadir a tu ánimo un flexible cinturón hecho de cintas de confianza espiritual y un anillo de fe, que los demás advertirán cuando te observen señalándoles, no por el potencial que aún no han llegado a desplegar sino porque adivinas el brillo de su alma jugando a manifestar su luz.” (Lo que el corazón quiere contemplar)

Como ves, la mayoría de las sugerencias que hoy comparto contigo tienen relación con el respeto, la confianza, la esperanza y la espontánea alegría de vivir. Es decir, asuntos que implican un enfoque afectivo. Por eso como resumen me gusta decirte: Si te flaquea la motivación, respira hondo y ¡ponle corazón!

Gracias por tu atención. Me encantará que participes con tus comentarios. Abrazos y hasta pronto.

Pepa Arcay
Coach Personal



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